Las Estaciones
Docenas de jilgueros
revolotean mi ventana,
de esquina a esquina,
de rama en rama.
Llega la primavera,
se desnuda el alma.
Están floridos los campos
esta mañana.
A la ventana me asomo,
a mi ventana,
y en mi bosque contemplo
la Obra Mágica.
Los troncos blancos,
las desnudas ramas,
se visten ahora
de verde esmeralda.
…
Ya se van los jilgueros.
Ya se hielan los campos.
Ya se queda mi bosque
en el frío letargo.
Aquel vestido verde,
amarillo y dorado,
torna ocre y rojizo
y pronto morado.
Y de nuevo las ramas,
desnudas, sin manto.
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